Casi toda la gente joven, aparte de la familia, con la que me relaciono es del gimnasio. Supongo que les doy confianza porque me hacen confidencias, a veces, muy personales.
Sandra, acaba de cumplir 40 años y está angustiada porque no tiene trabajo y vive en casa con un hermano y sus padres. Es una chica rubia, más bien alta, bien parecida y proporcionada. De entrada da el pego, pero al hablar con ella notas que tiene un toque, "en román paladino", que le falta algún tornillo.
Sandra lo intenta. Hizo un curso de manipuladora de alimentos. Estuvo en un bar treinta horas y le pagaron 30 € y aún se disculpa: "Es verdad que estaba de aprendiz, por lo menos ahora ya sé abrir una botella y llenar un vaso, pero ¡30 €! Comía allí pero la comida me la llevaba yo tía, eso no es dinero". Se te cae el alma a los pies al escucharla. Tiene mucho estrés. Realizó otro curso sobre limpiezas, en éste se llevó una bronca por mezclar lejía con amoniaco. Estuvo a punto de acabar mal.
Lo último de Sandra es que se enamoró perdidamente de un chico en el gimnasio. El caradura ya le ha dicho que las chicas más jóvenes saben mamarla mejor que ella. Le hice ver que un chico así no la merecía, que se comprara un consolador y lo olvidara. Se reía como una loca al oírme porque los jóvenes piensan que los mayores no estamos en el mundo actual y no sabemos de la misa la media. Lo cierto es que me ha enseñado mensajes denigrantes del chico, a mi modo de ver, para romper con ella. Dice que tiembla cuando lo ve y ha dejado el gim porque él anda con otra chica y ni la saluda cuando la ve.
Lo cierto es que los nervios de Sandra y la tensión acumulada le están costando continuas visitas al médico porque no puede con el estrés. Tan pronto la veía con dos mascarillas por miedo al contagio, como te decía que no podía llevar mascarilla porque se ahogaba.
Hacía dos meses que no la veía y de repente vi venir hacia mi a una joven con gafas oscuras y el pelo teñido de color caoba que le quedaba superbién. ¡Era Sandra! Me espetó:
_Ya te habrás enterado. Pero, ¡no estoy loca! Me quedé de piedra.
_¿Qué ha pasado?, de qué me tengo que enterar.
_Es que... allí había gente del gim y te lo habrán contado. Pues que no sé qué me pasó bueno sí, que en pleno centro comercial, me desnudé, bueno, quedé en bragas y empecé a tirarme por el suelo, a gritar y a insultar a todo el mundo: Cabrones, hijos de puta, abusones... Tuvieron que llamar a la policía y me llevaron al hospital. Pero no estoy loca, me dan subidas y bajadas.
_Un ataque de ansiedad, _dije yo.
_No, no, estuve un mes ingresada atiborrada de pastillas. Creo que un brote psicótico. Aún tomo siete pastillas diarias, me siento como un zombi.
_ Bueno _intenté quitarle yerro_ quizás sea sólo por unos meses y luego te las quiten.
_Ya, pero sigo buscando trabajo y ahora con la medicación, además estoy engordando...
_Haz caso a los médicos. Primero cúrate y luego busca trabajo. Será un trastorno bipolar _dije para animarla.
La mente humana no sabe como defenderse de determinadas situaciones: "Hundirse en la locura no es una fatalidad, quizás es, también, una elección" de Anne Sophie Brasme.
¿Y Tenia dinero para ir al gimnasio? ¡¡uff!!
ResponderEliminarEmilio se ve que no vas al gimnasio. Yo pago
Eliminar25 € al mes, no me parece caro si se tiene en cuenta los efectos mentales y físicos.
Saludos.
¡Menudo relato, madre mía!, pobre Sandra, le veo mal. Esos problemas pueden ir a más.
ResponderEliminarUn abrazo y buen fin de semana.
Así es Juan, en vez de tanta pastilla se debería poder ir a un profesional, pero para eso sí que hay que tener dinero.
EliminarUn abrazo.
El comentario de Emilio Manuel es acertado, y la historia un drama, hay personas que necesitan ayuda, supongo que sus padres y su hermano se la darán. Un abrazo
ResponderEliminarEster, al gimnasio van personas aconsejadas por los médicos y creo que es un buen consejo.
EliminarUn beso.
La búsqueda de puertas de escape puede llevar a cosas terribles.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así es Alfred, cuando se ve todo negro, la mente busca salidas la mayoría de las veces negativas por desgracia.
EliminarAbrazos.
En la sociedad actual se nos está yendo la cabeza a demasiadas personas.
ResponderEliminarNo sé en qué terminará todo esto pero la cosa pinta más bien mal.
Hoy en día difícil enseñar con la falta de respeto y la pérdida de valores.
Felicidades a los maestros.
Toda la razón Manuel. Con tanta prohibición y el miedo las mentes se resienten cada vez más.
EliminarSí, fue el día del maestro. Ahora como se celebra el día del docente pocos se acuerdan de los maestr@s. Gracias.
Muy difícil, por mucho que se baje el nivel si falta el principio de autoridad y el respeto no se consigue nada.
Un abrazo.
Puede que sí, que quizás sea, también, una elección!
ResponderEliminarYa eso de que los mayores no estamos en el mundo y tampoco vamos a misa... me ha dejado algo trastocado! :))))))
Y no sigo...
Gran abrazo Mara. Cuídate que seguro que por tu tierra, frío frío. La conozco muy bien!
Hola Ernesto. Cuando no se ve otra salida la mente va por donde quiere.
EliminarSe reía más que nada por decírselo una persona mayor si se lo dice una joven le parece normal.
Frío sí, pero no es tan bravo el "León" como lo pintan, porque luego sale el sol y lo cambia todo. La primera nevada del sábado sólo la vimos un día. El sol se la llevó demasiado rápido para los niños que la añoran.
Abrazote.
Es un problema muy extendido (mas de lo que la gente cree)y una vez caes no es facil de salir, lo digo por experiencia propia. Deberiamos cuidar tanto el cerebro como el resto del cuerpo. Saludos, Mara. y gracias por traer este tema.
ResponderEliminarTienes razón Castelo. Para la mente no sólo debe tratarse con medicamentos que la mayoría de las veces empeoran la situación, faltan profesionales mentales en la Sanidad Pública. Desde luego las personas jóvenes pasan por situaciones durísimas en estos momentos que los mayores con una pensión y cierta seguridad, a veces no valoramos.
EliminarGracias a ti. Un abrazo.
Un relato de algo muy actual, Mara. Conozco a bastantes hijas de amigos que me cuentan algo parecido. Hijas que ya no vienen con ellos, pero que siempre vienen a mendigar soluciones económicas efímeras.
ResponderEliminarLo cierto, no obstante, es que también conozco a algunos de "ellos", (hijos de), y me doy cuenta que el machismo no solo afloja, es ahora un mal muy extendido que la propia juventud acepta como modo de vida esencial.
Un abrazo, Mara, un abrazo a Sandra y otro para ti.
Sabemos de lo que hablamos Enrique, porque sólo falta echar un vistazo para ver situaciones muy difíciles en los jóvenes.
EliminarLo grave es que algunas chicas también son machistas.
Gracias. Abrazo grande.
Hola Mara, bueno que este en casa de los padres por no tener dinero vale, pero ir al gim?, si no tienes no tienes para nada y menos para eso, no se, creo que hay cosas mas importantes, la historia me ha recordado en cierto modo a Noelia Mingo, personas que necesitan ayuda y estar muy controladas, y el idiota del gimnasio pues en la vida tiene que haber de todo.
ResponderEliminarBesos.
Hola Piruja, en el gimnasio veo cada vez más a personas que van por prescripción facultativa. Creo que, por desgracia, tanto en hombres como en mujeres, hay más de una Noelia por diagnosticar.
EliminarUn beso.
todavía hay muchos tabús en lo que se refiere a la salud mental. la gente tiene muy poca empatía. sobre los comentarios extrañándose de que esa chica vaya al gimnasio teniendo una situación económica delicada, quizá para ella sea un refugio y un alivio. lo que para unos es algo accesorio, para otros puede ser un bien de primera necesidad.
ResponderEliminarabrazos.
Hola Chema. Tu comentario me hace ver que comprendes muy bien la situación. Al gimnasio no sólo van musculitos, que alguno hay. Va gente diagnosticada tanto de la mente como del cuerpo. Para mí desde luego el gimnasio es una forma de ganar salud, tanto física como mental.
EliminarUn abrazo.
Son muchos los jóvenes y menos jóvenes que padecen trastornos por la falta de trabajo o por un desencuentro amoroso.
ResponderEliminarun abrazo.
Por muy diversas causas Helio, pero hoy por la pandemia su situación se ha agravado mucho y no saben como salir adelante.
EliminarAbrazote.
Quién puede juzgarla por ir al gym? Vaya a saber que le dicta su cabeza. Tengo una compañera de trabajo que llora muchísima miseria, pero se tira lo poco que tiene encima, pero a la vez está tan, pero tan sola, que lo que se tira es su compañía diaria. Tal vez el secreto está en que cada uno se calce los zapatos como pueda, la cuestión es que jamás sabremos cómo aprentan los zapatos ajenos.
ResponderEliminarAbrazo.
Desde luego, yo a Sandra la veo con el pelo teñido y me digo habrá limpiado varias casas para poder hacerlo. Pero como dices no soy quien para juzgarla y encima por lo que está pasando con la salud. Cada persona es un mundo y vale más echarse encima lo que una gane que acabar en un spiquiátrico.
EliminarAbrazos.
Pobre Sandra, ojalá pueda contar con la ayuda profesional adecuada y pueda superarlo.
ResponderEliminarTal vez la pandemia nos ha afectado emocional y mentalmente a todos, en diferente grado a cada quien.
Un abrazo.