martes, 5 de junio de 2012

¡Néstor, cazando!





¡Yo soy!






Estos días en El Bierzo, han dado vía libre para cazar conejos por su abundancia en la zona.

¡Néstor, se va a poner las botas! 

El recuerdo de Néstor, trajo a mi mente un documental en la 2 de TV,  sobre una familia de leones blancos. Mara, así se llamaba la matriarca, y sus tres crías dos machos y una hembra. Criados en cautividad, comenzaron a dar sus primeros pasos en libertad. Mara, la madre siempre iba por delante. Cazó un capihuara en su guarida como primera presa, así que lo intentó de nuevo en otra madriguera. Se adentró tanto en ella escarbando con patas y cabeza que la madriguera se hundió y Mara pereció asfixiada.

Este episodio trajo a mi mente de sombra a Néstor.

Néstor, es un cazador de los de toda la vida. Gran conocedor de los montes provinciales y sus escondrijos. Un fin de semana salió de caza como tantas veces. Disparó a un conejo y vio que herido, se internaba en una madriguera. El cazador, quiso recuperar su presa, así que se fue hacia el escondite. Primero metió un brazo, luego la cabeza sobre el brazo y el otro brazo quedó fuera del escondrijo. Se fue arrastrando e introduciendo poco a poco un poco más de su tronco, hasta que se dio cuenta que no podía  ir ni hacia delante ni hacia atrás. Su angustia crecía. Le faltaba el aire. 

Así estuvo un tiempo, que él definió como más de media hora, hasta que consiguió, a fuerza de frotar su medio cuerpo contra la tierra, salir de aquel agujero. Estuvo varios minutos respirando con fuerza y agradeciendo a la Vida el poder tomar aire libremente de nuevo.

 Desde entonces, se hizo un juramento para sí mismo: Seguiría cazando pero nunca jamás intentaría recuperar una presa aunque la viera medio muerta a la entrada de su madriguera. ¡Hasta ahora lo ha cumplido!


Mi sombra espera que siga cumpliéndolo: "La vida no tiene atajos. Hasta el fin de nuestros días la vida es una lección mal aprendida" de Harrison Salisbury.




3 comentarios:

  1. A veces no valoramos las cosas hasta que estamos a punto de perderlas. Un saludo

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  2. Desde luego nos arriesgamos demasiado, a veces para aparentar con los amigos, sobre lo bien que nos fue la caza. Saludos J. Carlos.

    Desde luego, aorillasdelorbigo, un momento y no lo cuenta. Un abrazo.

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