¡Yo soy!
Pisó mi sombra sin darse cuenta. Es ecuatoriana. Otra sombra me contó que se casó con un leonés. Tuvieron un hijo. Trabajaron los dos, cambiaron el coche, compraron un piso, hicieron reformas... ¡todo iba bien!.
Ella fue a su país, visitó a su familia, compró una casita, se agrandó los pechos, se tiñó el pelo... Entonces se dio cuenta de que ya no necesitaba al españolito y decidió separarse.
Sus amigos se lo habían dicho tropecientasmil veces. ¡No te cases no seas gilipollas! La mayoría sólo buscan "papeles". Pero..."ni puto caso". Que todas no eran iguales, que la quería de verdad, que todo era envidia cochina...
Ya lo dijo Nicolás Chamfort: "El matrimonio viene después del amor, como el humo después de la llama"
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