Todos tenemos recuerdos que alguna vez nos ha contado nuestra madre de cuando éramos bebés o pequeños que por la edad no quedaron en nuestra mente.
Mi primer "no recuerdo" o sea el primero que mi madre me contó respecto a mí, ocurrió cuando tenía unos seis meses de vida.
Según la que me parió, llevaba tres meses sin dormir, no hacía más que llorar, vomitar y babear. Don Abundio, el médico del pueblo, un gran médico querido y respetado que casi nunca se equivocaba, lo que yo tenía era "empacho". Su receta eran purgantes para limpiar mi estómago, así que ya habían sido varios los tipos de purgantes que no me hacían ningún efecto. Esta vez Don Abundio "no certó", como diría mi padre.
Viendo que mi suerte no cambiaba, mi madre, decidió traerme a León a un especialista:
_ ¡¡Hambre!! ¡Esta niña sólo tiene hambre! Dele usted de comer lo que quiera y estas gotas para el píloro, según dijo el doctor, estaba inquieto y eso era lo que me producía el vómito tomara lo que tomase.
Regresó mi madre con mis huesecitos a casa, pues con tanta purga, sólo esqueleto tenía.
En su viaje de regreso conmigo en brazos pensaba mi madre en la señora Pascuala. En el pueblo ya se contaba su anécdota como un chiste mientras reían. Esta señora muy "agarrada" tenía un hijo pequeño muy delgado y cuando lo llevó al médico, éste le dijo que su hijo tenía hambre. La mujer muy atrevida se volvió al médico y le dijo: ¿Cómo va a tener hambre si tengo la cocina de humo llena de jamones y chorizos? A lo que el doctor le contestó: "Allí pueden estar".
Fue comenzar a comer sin vomitar y a los tres meses, mi sombra, había RESUCITADO.
Así me lo contó la que me trajo al mundo: "La madre representa el bien, la providencia, la ley: es decir, la Divinidad bajo la forma accesible a la infancia" de Amiel Henri-Frédéric.
Ya puestos, me podrías contar mi primer no recuerdo! ;)
ResponderEliminarAhí va: tendrías unos diez meses. Te dejé en tu cama dormido y fui a la tienda de Araceli. Dejé la llave en la puerta. Entonces se podía hacer en el pueblo. Sólo era un momento. Lo cierto es que cuando llegué tú no estabas. Me esperaba Juani,la vecina, que te había oído llorar de una forma anormal y te tenía en su casa. ¡Menos mal! Habías caído por la escalera hasta el primer descanso.¡Menudo susto! Si es hoy me quitan tu custodia. Megabesos.
ResponderEliminarEn realidad, Ra, te dejé en tu "capacito" que aún no dormías en cama y era más difícil salirse de él. Recuerdo a Juani, la del Sr. Marcelianao, entregándome el "capacito azul" contigo dentro que ya pesabas un montón. Muac.
ResponderEliminarSi esa ya me la habías contado, tengo la marca en la cabeza, pero pensaba que me había pasado con más edad ;)
ResponderEliminarLa de la cabeza fue otra. Estábais con Adela y nosotros en el pueblo. Llegamos con unas primas para que os conocieran y tú estabas sangrando por la cabeza y Adela superapurada.
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