jueves, 18 de abril de 2013

¡Negligencia! (1)






Toda la familia regresaba a La Bañeza en su Sinca 1200 blanco tapizado en rojo. El padre al volante, la madre de copiloto y los cuatro pequeños atrás. Los niños ya se habían puesto de acuerdo sobre las ventanillas pues ninguno quería ir en el medio: La mayor de seis años al lado de una ventanilla, el segundo de cinco al lado de la otra ventanilla y los mellizos de cuatro años, en el medio. La próxima vez le tocarían las ventanillas a los mellizos. Hace treinta años no se obligaba a llevar sillitas. ¡Menos mal, porque cuatro sillas no cabían en el Sinca! 

La madre iba pensando en lo que últimamente le quitaba el sueño. ¡Temor a quedarse de nuevo embarazada! Los médicos de la sanidad pública no recetaban anticonceptivos. Estaba decidida. ¡Se haría una "ligadura de trompas"!  Cuatro retoños cumplían sobradamente sus expectativas de familia numerosa. Había dos inconvenientes importantes. El primero pasar por una operación con el riesgo que la misma conlleva y el segundo que costaba una pasta gansa, porque sólo privadamente se podía hacer.

Al llegar al final del camino vecinal por el que se accedía a la carretera de León-Astorga divisaron al otro lado de la carretera, como a cincuenta metros de la misma, a la abuela materna en una finca. El padre aparcó el coche a un lado del camino y él y su mujer (mi sombra) bajaron del vehículo y cruzando la carretera se dirigieron hacia la finca donde estaba la abuela para despedirse.Como iba a ser sólo un momento dejaron a los niños solos en el vehículo. ¡¡Nunca debimos hacerlo!!

Ya en la finca observaron aterrorizados que el coche se movía en dirección a la carretera. AVANZABA... Y AVANZABA...El padre y la madre comenzaron a gritar levantando las manos para pedir a los coches que bajaban "Los Pedrones" a toda velocidad, que pararan. Lógicamente los conductores miraban hacia adelante nos hacia las fincas de la derecha. 

El vehículo con los cuatro niños a bordo cruzó la carretera lentamente y quedó parado a un lado frenado por la "cemba" un poco levantada en aquel lugar. Al mismo tiempo un enorme "trailer" bajaba a toda máquina la cuesta de "Los Pedrones".  Le dio el tiempo justo de desviarse para no llevarse el Sinca con sus tesoros por delante. Detrás del camión dos coches más. Por suerte no venían vehículos de frente. 

Cuando llegamos corriendo al coche los mayores acusaban: "Fue César, fue César que pasó para delante y movió el volante" Mi sombra,  madre de los cuatro,   apenas podía respirar. Ese día comencé a creer en "Los Milagros de la Vida" y por supuesto, desistí de hacerme la "ligadura de trompas". El freno de mano y la primera habían quedado sin pulsar. 


Jamás olvidaré esta negligencia: "Se dará tiempo al tiempo, que suele dar dulce salida a muchas amargas dificultades" de Miguel de Cervantes.




3 comentarios:

  1. Tú lo recuerdas? Participaste. Megabesos.

    No me extraña Enrique, yo sin palabras y sin respiración. Saludos.

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