domingo, 19 de octubre de 2008

En un solitario banco






¡Yo soy!





El banco no estaba sólo, ellos creyeron que sí, pero mi sombra se sentaba en él. Eran dos muchachos de no más de trece años. Dejaron sus libros sobre mi regazo sin ellos mismos saberlo. Uno de ellos sacó un paquete de tabaco, luego un "librito de papel", un mechero y unas llaves:

_Saca el "costo" y caliéntalo un poco que se pica mejor _dice a su compañero_ mientras él saca un cigarro, le extrae el tabaco y deja el filtro a un lado. Coge dos papelillos, coloca el filtro, luego el tabaco, la "maría" sobre él y comienza a "rularlo". El otro le observa y dice:

_¡Joder! yo lo flipo, te sale de puta madre a mí se me cae la mitad.

_Pues no nos curramos la "pasta" _comenta el primero_ para luego perder el "polen". Termina de enrollarlo, lo lame, lo pega, lo prensa con las llaves... ¡Ya está! ¡Si nos viera el "Cruces" de penitencia El Camino de Santiago le parecería poco. Le pasa el "peta" al compañero que le da una calada...

Mi sombra aspira el perfume, los ojos de ambos comienzan a ponerse rojos y sus cuerpos empiezan a flotar... o eso es lo que les parece a ellos. Yo no juzgo pero... ¡Sólo son unos niños!


Alejo mi sombra mirando los grafitis, a los que ellos no han dedicado una sólo mirada mientras pienso: "Quien tiene muchos vicios tiene muchos amos" ya lo dijo Plutarco.



No hay comentarios:

Publicar un comentario