Corría el año 1.993:
Viernes 23 de Julio:
Despertamos en Samos con los peregrinos madrugadores pero nos levantamos sobre las nueve. Desayunamos y dimos una vuelta por los alrededores. Nos sorprendió negativamente la "gasolinera" que hay a continuación de la hospedería, en el mismo edificio del Monasterio. ¡Nunca hubiera imaginado ese tipo de negocio allí! El Monasterio nos dio una impresión de abandono, dentro de su grandeza. En él, una parte está destinada a las monjas y otra a los monjes, éstos que eran nueve, seis monjes y tres seminaristas colombianos, tenían una huerta bien cuidada.
Pasamos a saludar a Sor Benedicta, una monja de León. Nos contó que Samos ardió en 1.957 a causa de la fabricación del "licor Pax". Franco lo restauró y Fraga les concedía mucho dinero para conservarlo. Ella es una "lega" sencilla y servicial. Nos enseñó la parte privada del monasterio donde ella y otras tres monjas viven y trabajan para la comunidad: cocinan, cosen y limpian para ellas y los 9 monjes, además de los huéspedes especiales que llegan allí. Entonces tenían 19 huéspedes. Son cuatro, ella tiene 69 años, otras dos con parecida edad. ¡Menos mal que entró hace poco una joven con 36 años!
Nos dijo que hacía años que ya no se fabricaba el "Pax" porque los impuestos eran muy grandes. Pero... que sólo vendían muy caro el remanente. ¡Sonreí para mis adentros pensando en el remanente! Luego nos mostró una serie de cacharros que ponían "Recuerdo de Samos" y nos aclaró que antes los hacían aquí, pero vino un sobrino de un fraile de Jiménez de Jamuz, aprendió y los hace él en Juménez y los envía aquí. O sea tú compras un recuerdo de Samos y viene de León. ¡Para morirse de risa! Por lo que se ve el materialismo ha inundado la vida monástica.
Nos enseñó las habitaciones de los "huéspedes" cada una con una especie de despacho y baño incluído. De la suite de Fraga, el Señor Obispo y otros peregrinos distinguidos mejor no hablar. Ella comentó: "Me paso el día fregando" aunque tenemos una chica que nos ayuda. ¡Menos mal! _pensó mi sombra_ en fin... Visitamos la biblioteca y luego nos mostró unas pinturas murales en las que ellas mismas habían posado para el pintor. ¡Me encantaron los atrios con sus jardines y la estatua del padre Feijó!
Le agradecimos infinito su disponibilidad y nos despedimos. A mediodía hicimos una visita guiada a la iglesia y dependencias externas del monasterio. Comparada con lo amena que había sido Sor Benedicta, esta guía nos resultó aburrida y monótona. Pero... ¡Mereció la pena pasar por Samos!
Salimos de Samos después de comer, por una ruta divina con mucha vegetación, prados, agua por todas partes y eso durante 4km.
Es muy bonito y se agradece, oír al pasar a tu lado a algunos peregrinos y a veces personas anónimas, decirte: "¡Buen Camino!"
Esa tierra y ese lugar han estado presente durante mucho tiempo en múltiples viajes de fin de semana y vacaciones.
ResponderEliminarUn sitio especial y, como dices, repleto de agua y vegetación.
Curiosamente, el licor de que hablas tengo entendido que se fabricaba? con las flores de los "toxos", muy abundantes en la zona.
Saludos.
Nos encantó el paisaje. No supe de qué flores se fabricaba el Pax. Los "toxos" supongo que serán los "tojos" que se llaman así en mi zona. No nos atrevimos a preguntar el valor de una botella del remanente. Ja, ja.
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