miércoles, 2 de junio de 2010

¡ Llanto !




¡Yo soy!






 Los cigarrillos que fumaba uno tras otro, no lograban aplacar su nerviosismo. Para colmo, el avión llegó con veinte minutos de retraso.

Cuando la tuvo entre sus brazos, sus besos se mezclaron con el sabor de sus lágrimas. ¡Nunca le había visto llorar! Pensó que sentirse amada hasta el llanto era una gran prueba de amor.

Solamente llevaban seis meses separados desde que a él lo destinaron a Canarias. Ya tenían fijada la fecha de su boda.
Los días que vivieron en El Puerto de la Cruz, fueron felices e inolvidables. La despedida fue triste para los dos. ¿O a ella le pareció que su tristeza era mayor?

Volvió a su rutina en la ciudad. De nuevo ese compañero de trabajo se le insinuó. Alguna vez hasta se sintió culpable por sentirse atraída hacia él. Pero hoy no, hoy le habló claro:

_ He regresado del viaje, segura de nuestro amor. Sus lágrimas han desvanecido mis dudas.

 _ ¡Serán lágrimas de culpabilidad por lo que te está haciendo! _ las palabras salieron a borbotones de la despechada boca masculina.

_ ¿Qué quieres decir? _preguntó ella después de enmudecer durante unos segundos.

_Lo que he dicho _y se alejó.

No pegó ojo en toda esa noche, ni la siguiente, ni la tercera... Notaba su voz rara a través del teléfono.

 Indagó y... la palidez cubrió su rostro. ¡Por fin oyó sus palabras!

_ ¡¡Perdóname!! Me enamoré como un tonto, es una compañera de trabajo y está esperando un hijo mío al que nunca pienso abandonar.

Entonces comprendió las lágrimas que ocultaron su mentira.


Mi sombra escribe: "¡Cuán sabios son aquellos que únicamente son tontos en el amor!"  de Joseph Cook.




2 comentarios:

  1. Alguien dijo que las mentiras, los mentirosos más peligrosos, son aquellos que juegan con el borde de la verdad. Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Es cierto que la verdad a medias, también puede ser una gran mentira. Gracias por tu visita.

    ResponderEliminar