martes, 8 de septiembre de 2009

¡ Una beata !




¡Yo soy!






Ocurrió un domingo. Siguió mi sombra a un muchacho de unos 14 años. Estaba pasando el verano en León y convaleciendo de una grave enfermedad.

El chico, como consecuencia de su mal, llevaba siempre una gorra calada hasta las cejas. No quería que nadie viera su calva.
Su abuela lo cuida y ambos se adoran. Tanto, que por no disgustar a su "Abu", como él la llama, la acompañó a misa. Ella se fue a los primeros bancos, él se quedó en el último. Mi sombra se sentó a su lado.

Una señora del penúltimo banco se volvió para decirle de muy malos modos:

_¡No sabes que es una gran falta de respeto estar con gorra en la iglesia! El adolescente se puso rojo como un tomate. Al salir lo comentó con su abuela que se encaró con la devota, defendiendo a su nieto.

_¡Abu, si lo sé no te lo cuento, yo creí que le ibas a pegar! _dijo el chico.

_¡Ya lo creo, y me hubiera quedado más ancha que larga! ¡Tuvo suerte que salíamos de Misa!


Adelanté mi sombra aplaudiendo a la abuela: "A los afligidos no se les ha de añadir aflicción" de Miguel de Cervantes.



2 comentarios:

  1. Gracias a ti por tu comentario. Este blog puede ser el más curioso que haya visto, y porque no decirlo, me gusta.

    Un besin

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  2. Sigue el goteo Abel, hoy una mujer más en manos de su pareja. ¡Hasta cuando! Gracias otra vez. Un abrazo.

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