¡Yo soy!
La operación fue un éxito. Le amputaron la pierna en Santander. Todo había salido como estaba previsto.
A los ocho días surgen varias complicaciones por su avanzada edad, que desembocan en el fatal desenlace. Murió un viernes. El sábado fue enterrado.
El lunes sonó el teléfono en León:
_Es usted la viuda de...
_Sí señor, soy yo.
_Bien... le llamamos desde el hospital... ( la voz carraspea) queríamos consultarle... ¿Qué hacemos con la pierna?
_¿Qué pierna? _pregunta la mujer.
_La de su marido _el auricular se escurrió de las manos de la anciana, mientras se oía: "Oiga, oiga..."
Mi sombra se siente culpable, porque no pudo evitar una sonrisa, cuando se lo contaron.
"Con frecuencia es demasiado sencilla la verdad para que sea creída" de Fanny Lwald.
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