miércoles, 23 de septiembre de 2009

Manuel...





¡Yo soy!





Ahí está, de nuevo frente a la "Casita de las flores". Es un hombre mayor. La pequeña moto, el triciclo, el correpasillos... delatan la presencia de pequeños en la casa.
Esta mañana se acercó a la verja y llamó:

_ ¡Niki! ¡Laska! _se diría que llama a unos perrillos pero de la casa salen corriendo una parejita de pequeños. Les ofrece chuches. Detrás de ellos, salen dos mujeres. Cuando él se va, la más joven comenta:

_ No me gusta que les dé golosinas a los niños, ya salen corriendo nada más verle. Y... se murmura "que le gustan demasiado" los niños.

Por la tarde aparece el hombre de nuevo. Los niños están en el jardín con la abuela:

_Vamos, venid a mi casa que os voy a enseñar un "reloj de cucu" muy chulo que he comprado ayer.

_¿Nos darás caramelos? _pregunta la pequeña.

_¡Claro, un puñado de caramelos! _dice el hombre riendo. La abuela que tomaba el sol, sentencia:

_ ¡Ala, vamos a ver "el reloj de cucu" con Manuel! Ella le conoce desde hace muchos años y piensa que realmente es un buen hombre que quiere a los niños. Pero... aún así...


Mi sombra comparte las dudas de la abuela: "El valor de las palabras cambia con los tiempos" de Vicente Blasco Ibáñez.





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