lunes, 23 de noviembre de 2009

Frente a la Iglesia de Santa Ana







¡Yo soy!






Escucho a dos hombres mayores sentados frente a la iglesia, bajo los árboles desnudos. Uno de ellos rompe el silencio:

_¡Mal le fue a tu vecina!

_¿Por qué lo dices? _pregunta su acompañante.

_Pues porque fue a solicitar esa ayuda que dan. Tiene a sus padres mayores y ella va a ayudarles. Le han dicho que "ni hablar del peluquín". Que sus padres tienen muchos posibles. Nada menos que la casa de cinco pisos y todos alquilados.

_¡Anda sus padres y ella que tiene dos pisos a su nombre! _añade el segundo. Lo que no me explico cómo no se le cae la cara de vergüenza. ¡Que busque a una mujer para cuidar a sus padres, que puede pagarla bien! Aquí todo el mundo quiere "chupar del bote". ¡No sé dónde vamos a llegar!


Dejó mi sombra a los jubilados, no sin antes darles la razón: "Cada fracaso le enseña al ser humano algo que necesitaba aprender" de Dickens.



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